Y como les prometí en el primer post de mi
blog, Tarapoto,
Ciudad de las Palmeras, que haría 3 documentales, éste, “Anfibios
y Reptiles Gigantes”, es prueba de ello; pues, los dos primeros que
preparé son Los
Invertebrados más Grandes e Impresionantes (del presente) y Los
Invertebrados
más Grandes e Impresionantes (del pasado). También se acordarán que redacté
los sucesos de una caminata que
tuve en la selva, cerca de mi hogar. Les juro que luego vendrá uno más (y
muchos más), y así “relajan” su mente tras haber leído tanto dato científico.
El
documental que estoy a punto de comenzar, será casi de la misma magnitud que el
segundo y, como siempre, tratando de no ser de lectura muy pesada, sino más
bien, con una dosis de lenguaje coloquial y entretenido (si así les parece). Ya
pueden ir viendo que el título nos dice “todo”. ¡No se asusten! Ni
Godzilla ni el Leviatán fueron “invitados” a ser parte del elenco de monstruos
(o no tan monstruos) de estas publicaciones, ya sea porque uno es una
aberración producida por la radiación nuclear del cine y el otro es el terror
de los marineros que se cuenta en la Biblia. Lo que describiré aquí no
será ficción cinematográfica y tampoco meros relatos de la gente que vivió
antes de Cristo. Todas las especies que leerán y verán en
estos posts han sido catalogadas y reconocidas por la ciencia. No piensen
que estoy en contra de los fanáticos del gigantesco reptil que sacó del
quicio a Jean Reno y estén forjando una idea tal vez crítica de mi persona
cuando doy motivos por dudar de las escrituras del Antiguo Testamento. Les
revelo que la película de la bestia que dejó patas arriba a Manhattan me
entretuvo y que la criatura enorme del mar, nombrado en el AT, me hace
pensar que fue un dinosaurio acuático.
Pero vayamos directo al grano y lo que ustedes
esperan del autor de este blog… Ya he advertido en los anteriores documentales
a los individuos susceptibles a los animales raros y de dimensiones
superiores a lo normal. Así que si aún alguien no supo de esto, pues ahora
ya están enterados de mis gustos extraños. Las especies que alisté no
paran de competir en tamaño: siempre nos sorprenden con un nuevo descubrimiento
científico, y por lo tanto, nuevas medidas. De antemano, me disculpo
si cometo alguna equivocación con los datos de estos remotos seres, que les
adelanto que serán siete… Y de una vez, sin más cháchara, arranco:
La
rana Goliath: De nombre científico Conraua
goliath, es una especie de batracio anuro perteneciente
a la familia Petropedetidae. Habita en África
Occidental, en las selvas de Camerún y de Guinea Ecuatorial.
Muchos lo consideran el anuro (sin cola) más grande del mundo. Llega a
medir entre 76 y 80 centímetros desde la nariz hasta los dedos de los pies con
las patas extendidas, y 33 centímetros con las patas dobladas. A pesar de
sus 3.3 kilos de peso máximo, este vertebrado es capaz de
saltar por encima de una persona bajita como si fuera el mejor de los
atletas: su récord es de 3 metros. Qué envidia le tengo a esta rana… ni con
el trampolín pude botar tan elevado.
La
rana gigante del Titicaca: Este anfibio, de nombre científico Telmatobius
culeus (¡qué curioso nombre!), es un poco más pequeño que
la rana Goliath, y es obvio que es natural del lago Titicaca,
extensión de agua que ocupa los territorios de Perú y Bolivia a 3,815
m.s.n.m. Eso está muy arriba. No por gusto el Titicaca se ha ganado
el apelativo de “El Lago más Alto del Mundo”.
A causa del bajo contenido de oxígeno en torno a
este lago, el T. culeus respira por la piel (cutánea), es
una especie propiamente acuática, y cuenta con grandes pliegues en la piel por
todo el cuerpo. Estos pliegues le permiten aumentar las
proporciones de oxígeno que absorbe debido a que el aumento de la superficie a
un mismo volumen, amplía el ratio de la superficie de la piel,
característica que también es observada en otros continuamente acuáticos
batracios.
Las ranas del Titicaca miden alrededor de 25
centímetros de longitud, con varios pliegues de la piel por el abdomen, el
estómago, las piernas y el cuello. Su coloración puede ser
diversa: verde aceituna con vientres de tono durazno, gris, u oscuro con
manchas en la espalda; además hay unos que hasta son completamente negros, con
o sin blanco moteado. Pero la mayoría de los ejemplares son de tinte
oscuro en el dorso, adaptación para soportar la abundancia de rayos UV que
están presentes en esas zonas tan elevadas. Sería “bueno” darse un
bronceado por esas latitudes, mucho “mejor” que en las playas marinas.
A inicios de los años 70, una expedición
conducida por Jacques Yves Cousteau, ha informado de especímenes de ranas de
incluso medio metro de largo, con un peso de un kilo, de modo que resultaría la
rana acuática más grande del mundo. Sin embargo, algo trágico está pasando
con este anfibio del Titicaca: su estado es crítico. Cada vez es
más difícil de localizar al animal en las colectas del lago, a pesar de que los
habitantes los atrapan con menos frecuencia. Aparte, en su fase de
renacuajo son víctimas del pejerrey y la trucha, lo que impide su
desarrollo y repoblamiento.
Acá, en el Perú, es en donde se caza a este animal para prepararlo como potaje. Es normal que en el departamento de Puno se dé como plato principal a la rana gigante, que por cierto es un infalible afrodisiaco al beberla en un jugo. Espero pronto estar por esos lares para probar nuevos sabores, aunque quizá sean asquerosos. Ya me atreví a comer gusanos fritos y hormigas cocidas, que no dudo que sea capaz de ingerir una rana en la hora de la hora… y afrodisiaco, ¿no?
El
sapo gigante de Madagascar: Un equipo de paleontólogos descubrió en una
nación insular al sur de África los restos fósiles de un sapo enorme que mide
40.6 centímetros y tiene un peso de 4.5 kilos y vivió hace 70 millones de años
junto a los dinosaurios; me estoy refiriendo, como sabrán, al sapo
gigante de Madagascar. Por las características tan novedosas que tiene, los
expertos, liderados por el paleontólogo David Krause, lo
denominaron “sapo diabólico”. Estos investigadores piensan
que este batracio es perteneciente a la familia de sapos que ahora vive
en Sudamérica. En mi opinión, tal vez tenga algún parentesco con la
rana del Titicaca.
“Este sapo, si ha tenido las mismas costumbres que
los de la familia de anfibios en América del Sur, fue muy voraz. Es
hasta posible que devoró mamíferos, ranas más chicas y, teniendo
presente su tamaño, incluso a dinosaurios incubados”, ha explicado Krause…
El grupo de este científico le bautizó al sapo como Beelzebufo
ampigna, en alusión a la “bestia diabólica”.
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