A veces después de los segmentos de turismo,
ecoturismo, aventuras, viajes, y afines, escribiré posts orientados a otras
temáticas. Este es uno de esos casos. ¿A qué
aventurero o viajero no le encantan los animales? ¿Cómo no podría gustarte la
naturaleza, el medio ambiente y los seres vivos al mismo
tiempo…? Pienso que esta entrada les provoca interés. Y es que
aquí dejé a un lado la aventura para ponerme un poco sentimental,
cosa que siempre me cuesta mostrar a los demás, ya que soy una de esas personas
que al exteriorizar los sentimientos de pena y tristeza no puede evitar
la vergüenza y el temor de que sepan de su flaqueza y su falta de temple.
¡Dios mío! Si esto es más sencillo de decirlo escribiendo, que hablando… Muy
fácil es cuando no ves la cara del individuo a quien te diriges. Ya
lo dije: muy fácil.
En el presente post contaré un par
de conmovedoras historias reales de animales, una la de un perro y la
otra la de un león. Ambas son muestras de que la fidelidad y
el cariño que nos entregan desinteresadamente nuestras mascotas, no conocen
los límites. En esta publicación, además de leer y apreciar las
imágenes sobre los animales en cuestión, tendrán la opción de reproducir
los enternecedores vídeos de cada uno que coloqué de YouTube, en
los que se narra la historia de estos verdaderos amigos de los
hombres. Canelo y Christian —el can y el felino, sucesivamente— durante
su vida (sí, amigos, ya fallecieron) han demostrado ser “más
humanos” que el mismo hombre. Muchos dicen que los animales son
incapaces de sentir amor. Disculpándome de esa gente, tiro a la basura aquella
concepción. ¡Cómo que los animales no pueden sentir amor! ¿Es la
naturaleza de algunos ser afectuosos? ¿Lo hacen por instinto…? Bueno,
contestaré las dos preguntas que yo mismo me formulé. Respuesta de la
primera: Claro que por naturaleza algunos animales son afectuosos, como
por ejemplo las mascotas. Respuesta de la segunda: Casi estoy
seguro que el instinto acaba —me refiero sólo a las mascotas— cuando llega el
punto en donde se busca una palmadita en la espalda, una frotada en la cabeza o
una petición de barbilla para lamerla. Y muy bien se sabe que los perros, los
gatos, los roedores, los monos, los delfines, etc., son animales mucho
más evolucionados que el resto y son aptos para tenerlos de mascotas. Por
lo tanto, si estos seres son tan cercanos en grado evolutivo hacia nosotros, me
atrevo a decir que está tanto en los genes de ellos como de nosotros, la
necesidad de amar. Sí, lectores y visitantes, el amor es una
necesidad, como el hambre, pues sin él no podemos vivir. Pero, ¿y dónde
queda el alma en todo este entramado…? Y al contestarme esta
tercera pregunta, seré aún más atrevido y algo implícito: Quizás,
hermanos, el AMOR (ya lo escribo con mayúsculas) está hasta en el ser que
adoptas o lo vuelves como tu igual, tu semejante, y vives plenamente
con él como si fuera tu querida madre o tu amigo de toda la vida.
¡Uff…! Creo que me dejé llevar… Ya es
hora de que me centre en las historias, y perdónenme si fui contra sus
creencias.
Homenaje a Canelo: Ciudad de Cádiz
(España). La ciudad más antigua del Occidente del continente europeo. Ha
sido fundada por los fenicios a más de 3,000 años atrás. En ese
lugar se halla el Hospital Puerta del Mar, un hospital de la Seguridad
Social, más conocido como “La Residencia”. Doce años, en la
puerta de La Residencia, ha vivido un perro, Canelo. Y querrán saber qué es
lo que hacía allí. Pues, el buen canino, esperaba a su amo, un
gaditano, que hace una docena de años (desde que el perro se encontraba ahí)
asistía a diario al nosocomio a que le practicaran la Diálisis, y en la entrada
del hospital le dejaba y siempre le decía a su compañero leal: “Espérame
aquí, amigo mío”.
Cuando el dueño fue obligado a internarse por
la gravedad de su enfermedad, Canelo, como de costumbre, se puso a esperarle en
la puerta; pero el hombre, nunca regresó, pues expiró. Desde ese
día, Canelo se ha convertido en la “encarnación de la fidelidad
canina”, dado que aguardó durante 12 años la salida de su querido amo. Este
caso ha tenido revuelo a nivel mundial, ya que se publicó en
varios periódicos y se realizó un sinnúmero de reportajes, incluso uno lo
hizo la propia BBC.
El desamparado perro miraba con atención a
cualquiera que se retiraba del hospital, con la esperanza de encontrarse con su
dueño, su compañero, su amigo. Pero todo fue inútil. Canelo jamás se
olvidó de lo último que le había dicho el humano que lo crío como a un hijo.
Así ha permanecido fiel, sin doblegarse ante la adversidad alrededor de
140 meses, solo, sin cobijo, esperando que se produjera un gran milagro y
su amigo estaría de vuelta. En el fondo, tal vez sabía que estaba
muerto, sin embargo, no quería aceptar tal pérdida. El amor nos hace
hacer cosas que nunca pensamos que haríamos.
Como ya tanta gente se topó con Canelo en la puerta
de La Residencia, un día se supo de una denuncia en la perrera
municipal acerca de un can abandonado en la entrada de un centro sanitario
y del riesgo que significaba para la salud pública. De modo que fue
llevado a la perrera, con la intención de sacrificarlo dentro de poco. No
obstante, la Asociación Gaditana para la Defensa y Estudio de la
Naturaleza, AGADEN, lo salvó adoptándolo, vacunándolo y poniendo todos sus
papeles en regla. Después le buscaron familia tras familia, pero
Canelo siempre huía del hogar de éstas para volver a vigilar día y noche en la
puerta del centro de salud, por si aparecía de nuevo su entrañable
compañero.
Con el pasar del tiempo, el leal perro se
fue haciendo más popular, y los transeúntes le cuidaban como si de su propia
mascota se tratara. Poco a poco, Canelo se fue convirtiendo en
leyenda... Hasta que el 9 de Diciembre del 2002, el fiel canino dio
su último aliento. Le atropelló un coche que se dio a la fuga.
¡Dios perdone a esa bestia que conducía! Yo no soy capaz de hacerlo. Luego de
unos años, AGADEN, con la aprobación del Ayuntamiento, y el apoyo
de las federaciones de vecinos 5 de Abril y Cadice, y la Asociación Protectora
de Animales, ha decidido bautizar a una calle con el nombre del admirable
perro. Y así se colocó una placa hecha de bronce con el torso en
relieve del animal. Conmemoración de fraternidad, fidelidad y amor entre
el hombre y el animal. Era lo menos que podían hacer para un ejemplo
de mascota. Una admirable mascota, que puede que ahora ya esté jugando y
regodeándose con su querido amo, allá, en donde no muchos llegan… Chequen el
vídeo.
La Historia de Christian, el León: En 1968, John
Rendall & Anthony Bourke (referido varias veces como ‘Ace’ Berg),
encontraron un cachorro de león a la venta en el interior de un almacén de
animales exóticos de Harrods (gran centro comercial en el
corazón de la capital de Inglaterra). El felino fue
arrancado de la jaula de sus progenitores quienes eran parte de la colección de
un zoológico pequeño (Ilfracombe zoo park).
Intranquilos por las
condiciones en que se hallaba, John y Ace tomaron la
decisión de comprarlo y trasladarlo a su apartamento. Después instalaron
al león en el sótano de un negocio de muebles llamado Sophistocat,
localizado en Chelsea, lo llevaban a alimentarse en un restaurante de
nombre Casserole (donde hacía publicidad), y correteaban con
él al exterior de una capilla. El cachorro que no tenía un peso
mayor a las 35 libras (16 kilogramos), ha sido bautizado con el nombre de
Christian.
Pero, el animal crecía cada vez más, y no
era apto para seguir viviendo en un apartamento. Transcurrido un
año, Christian alcanzó un peso de 185 libras (84 kilogramos), por
lo que sus amos decidieron llevarlo a vivir en un ambiente bastante más idóneo.
En una ocasión John & Ace tuvieron la dicha de conocer a la
pareja de actores Virginia McKenna & Bill Travers, los que les han
sugerido que dejen al cachorro al cuidado del naturista George Adamson, quien
contaba con un orfanato de gatos salvajes en el Parque Nacional de Kora (Kenia).
Así lo hicieron… Pasaron muchos años, cuando John & Ace, pese a
las advertencias del peligro que suponía, se propusieron visitar al león en su
hábitat natural… pero mejor vean el vídeo para saber cómo acaba la
historia.
Hoy, tanto Canelo como Christian ya “descansan en
paz”.
Ambos nunca se olvidaron de los conceptos de amistad, fidelidad, cariño
y amor. Sus amos fueron sus amigos. Sabían compensarlos muy
bien, y sin pedir nada a cambio. Si todos los seres humanos fuésemos
como este par de leales mamíferos —al menos una pizca—, el mundo sería un lugar
mejor. Si tenemos una mascota al lado, agradezcamos a Dios por
haberlas creado. Levántate ahora mismo, y ve a darle muestras
de tu cariño y amor. Sabrá compensarte, incluso más que un
“animal de nuestra misma especie”. ¡Ámenlos, y él o ella los amará!, se
los dice su amigo, El Caminante.
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