Nota
para los internautas: Para aquellos que recién se dieron con esta
entrada, y luego no digan algo como “¿Por qué este blogger no se centra en
los hechos del XIV Festival de la Orquídea 2009, si eso es lo que
se muestra en el título?”, les sugiero que lean desde la Parte
I o la Parte
VII, si desean.
Cultivo
de las Orquídeas: En esta sección incluiré diez partes
concretas: Luz; Temperatura; Humedad; Ventilación; Riego; Abonado; Trasplante y fijación
en los árboles; Poda; Plagas, enfermedades y trastornos;
y Multiplicación.
Luz: Ubica
a las orquídeas en un lugar muy luminoso del
recinto. Una de las causas más comunes de fallos de floración viene
a ser la falta de luz. Un sitio bueno es cerca de una ventana que
se oriente al sur. Con cortinas claras o velos, puedes proteger a tus
plantas de los rayos del sol del verano y la primavera. A casi
todas las orquídeas les gusta el sol directo en el otoño e invierno, sin
embargo, no en la primavera y verano, o solamente un poco por la mañana o
la tarde. Determinados géneros como Phalaenopsis, Paphiopedilum, Phragmipedium,
etc., tienen menor necesidad de luz y únicamente admiten los rayos solares en
invierno y lo demás del año la luz bien filtrada.
Temperatura: Las orquídeas son
originarias de climas muy variados: cálidos, templados y fríos,
aunque la gran mayoría proceden de regiones tropicales y
subtropicales. También existen especies que soportan las
temperaturas bajas, hasta las heladas (menor a 0 grados). Muchas
necesitan para florecer, que se den diferencias de temperatura entre el día y
la noche (10 grados). Dentro de la casa se puede lograr el cambio de
temperaturas abriendo las ventanas durante la noche para refrescarlas. Si
quieres tener orquídeas en el jardín a la intemperie, colgadas de los
árboles o troncos, éstas deben tolerar el frío que se produzca en tu clima,
ya que se pueden pudrir los capullos de flor antes de que se abran.
Humedad: Generalmente,
las orquídeas necesitan una humedad alta en el ambiente.
El aire seco de las viviendas, intensificado por la calefacción, es muy
riesgoso. Para aumentar la humedad en los alrededores puedes hacer esto: Poner
las macetas encima de una bandeja con gravas o guijarros empapados, pero sin
que el tiesto se halle en contacto con el agua. Colocar recipientes con
agua próxima a las plantas. Acomodar las plantas juntas, para la creación de un
microclima húmedo. Pulverizar con agua blanda de lluvia o descalcificada, por
ejemplo; pero no a las flores, dado que durarían poco.
Ventilación: Las orquídeas
no son para los ambientes cargados, necesitan estar en sitios en constante
ventilación por lo siguiente: La planta se puede refrescar al
bajarse la temperatura. Se renueva el oxígeno y el dióxido de carbono del
ambiente. Se previene el ataque de los hongos y las bacterias al reducir la
humedad… Por lo tanto, es conveniente airear de forma diaria el
emplazamiento, evitando —eso sí— las corrientes de aire frío que han de
provocar la caída de los capullos. Un ventilador pequeño puede servir por momentos
para hacer que circule el aire. Otra de las opciones es sacarlas fuera los
días de mayor sol en otoño e invierno y así aprovechar para que se rieguen con
la lluvia. El inconveniente es que ventilar y mantener una humedad
elevada por ratos es difícil. Si vives en un clima atlántico-húmedo o
costero, es más fácil que en las zonas de aire seco.
Riego: Para
algunos géneros:
1) Cattleya, Oncidium, Epidendrum.- Se
riegan copiosamente y después se dejan secar casi de forma completa antes de
volver a hacerlo. 2) Vanda, Cymbidium, Dendrobium.- Se
riegan prácticamente todos los días, pero sólo durante su época de crecimiento.
En las estaciones frías (otoño e invierno) en que las orquídeas a la vez
detienen su desarrollo, se las debe regar esparcidamente. En caso de tenerlas
en dentro de casa o invernaderos, todo va a depender de la temperatura a
que se sometan. 3) Paphiopedilum, Phalaenopsis...- Se
les mantiene el sustrato en lo frecuente húmedo. No tienen pseudobulbos
(almacenes de agua) y necesitan de humedad casi firme. Sustrato húmedo, pero no
mojado, que es distinto.
• La frecuencia de riego depende, aparte de la especie, de varios otros factores como el tipo de sustrato, la luz, la temperatura, la ventilación, y demás. Por ejemplo, a mayor luz y temperatura, más peligro; las macetas de barro pierden el agua por sus paredes pero las macetas plásticas, no. La experiencia en el riego es una clave. Riega por las mañanas para que tenga humedad en el correr del día. Las orquídeas aguantan más la falta de agua que el exceso. O sea, ante la duda no mojes. Verifica el drenaje. El agua estancada es mortal, se consumen las raíces.
La
calidad del agua:
•No utilices para regar ni aguas salinas ni aguas
calcáreas.
•Sales: el agua puede contener sales
disueltas en exceso. Un síntoma son las eflorescencias blancas que se quedan en
los bordes de la maceta o por el agujero del drenaje. Algunas veces, las aguas
de pozos tienen dicho problema. No se puede corregir y, por lo tanto, no uses
aguas salinas para regar a las orquídeas.
•Cal: Este elemento tampoco les gusta.
Si no puedes aportar agua de lluvia, agrega una cucharada de vinagre por cada
cinco litros de agua y después riega las plantas con la mezcla. O mejor, puedes
usar ácido cítrico.
•Cloro: El cloro utilizado para la
purificación del agua de consumo no daña a las orquídeas.
•Es interesante que se almacene agua de
lluvia. Se guarda en tambores de plástico cerrados. Si no le ingresa la luz
no proliferan las algas ni las bacterias, y el agua vale por tiempo casi
indefinido. No es necesario añadirle nada, ni alguicidas ni cloro.
•El agua de lluvia puede mezclarse con una
parte de agua "corriente" para que dé más de sí.
Fertilización
o Abonado: Venden fertilizantes principalmente
formulados para orquídeas. Son adecuados. También sirven los usados
para las plantas de interiores, pero a la mitad de la dosis que muestran en el
envase. Las orquídeas requieren poco alimento. La
demasía de fertilizantes las quema e incluso las mata. Un plan práctico y
general de abonado consistiría en aportar una vez al mes de Febrero a Julio (en
el hemisferio Sur, de Agosto a Enero). El resto del año nada o, si quieres
afinar más, en otoño aporta cada quince (15) días un
fertilizante que vaya a estimular la floración, es decir, que lleve una elevada
proporción de Potasio respecto al Fósforo y al Nitrógeno. La dosis para
aplicar cada vez la señala en el envase, pero si el abono viene a forma
de sal, sería una (1) cucharada por cada cinco (5) litros de agua.
Acá es donde acabo la primera parte sobre el
cultivo de las orquídeas. En la siguiente entrada continuaré, con el
trasplante y fijación de las orquídeas al árbol, la poda, las enfermedades, y
la multiplicación de las mismas. Habrá, como siempre, imágenes que
mostrar entre los párrafos. El XIV
Festival de la Orquídea 2009, además de atraer a mucha gente, se
convirtió en un acontecimiento en el que más de uno sacó unas fotografías.
Fuente: Articulos.infojardin
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