Cacatachi es
un distrito de la provincia de San Martín [Mapa],
dentro del departamento de San Martín [Mapa],
cuya población
concentrada se localiza a doce kilómetros al noroeste de Tarapoto. Y
es precisamente allí donde el equipo de corredores de Tarapoto
Run Club se reuniría para realizar un entrenamiento de trail
running, por un camino que se dirige a los centros poblados de Pacchilla y Chirapa,
los cuales pertenecen a otro distrito, Rumisapa, y
este a su vez a otra provincia, Lamas [Mapa].
Remarco que el departamento de San Martín, cuenta con diez provincias, dentro
de éstas se encuentran San Martín y Lamas. En
un post anterior (Lamas
(Perú): Óvalo de la Yanasa, Plaza, Castillo, Mirador – Running con Tarapoto Run
Club) hice una pequeña mención al pueblo de Cacatachi, que
fue también de donde empezamos nuestra práctica
deportiva. Pero, en esta oportunidad, el punto de partida sería en
la casa de campo de nuestro amigo Danny Amasifuén, ubicada a un kilómetro
cuesta arriba de Cacatachi.
También
les recomiendo leer:
San
Pedro de Cumbaza, cerca de Tarapoto (Perú) – Running con Tarapoto Run Club 20K
y 21K
Mirador
Ahuashiyacu, Tarapoto (Perú) – Running 20K con Tarapoto Run Club
Mirador
Polish, Tarapoto (Perú) – Running y trekking en la selva
Ascenderíamos
ocho kilómetros hasta el estadio del pueblo de
Chirapa, daríamos una vuelta a la cancha, y regresaríamos por el mismo camino
al punto de partida, que ahora sería nuestra meta. Sumaban más de setenta
metros de desnivel positivo por cada kilómetro ganado hasta el punto de retorno,
un fuerte ejercicio para fijar mejor las pantorrillas, y de paso los glúteos.
—¡Vamos!
—resoplé—. Luego de esto nos veremos más nalgones. Ya tendrán de donde agarrar
sus parejas.
Rieron
la broma. Danny iba delante filmando de rato en rato. Yo segundo. Jim, Miguel y
Lilia eran los siguientes. Todo el tiempo sonábamos agitados, unos más que
otros. Miguel y Danny disponían de una mejor capacidad pulmonar, por lo que una
vez con el cuerpo ya caliente, empezaron a acelerar, dejándonos a Jim, Lilia y
a mí a partir del kilómetro dos más o menos. Cada vez que volteaba, los veía
más atrás, y, cuando avancé a poco más del kilómetro tres, les perdí de vista,
aunque sólo quizás venían a dos curvas más abajo.
Mientras
fui llegando al centro poblado de Pacchilla, por aproximadamente el kilómetro
cinco, cayó una refrescante llovizna. ¡Wow! Magnífico. Volví a correr con el agua
cayendo del cielo. Si amas el running, sabrás
cómo me sentí en esos momentos. Lo único que sí no deseaba, era que el camino
se convirtiera en la catarata de barro que dijo Danny. Aunque eso no sucedió,
felizmente. Apenas se trató de una inofensiva lluvia, que después trajo una
tímida neblina a la altura del kilómetro 6.300, de acuerdo con mi app
que volví a consultar con el celular cubierto por una bolsa plástica.
Desde
que salimos, había coincidido con pocos vehículos, entre estos motocarros,
motos y camionetas. Encontré a Miguel y Danny bajando a toda velocidad, unos
metros antes de entrar a Chirapa. Un par de gacelas que no temían resbalarse,
por eso siempre les guardaré admiración y respeto.
—¡Vamos,
Koko! ¡Tú puedes! —exclamó Miguel.
—¡Ya
estás cerquita, compañero! —expresó Danny—. ¡Hoy estás subiendo más rápido que
la vez pasada!
Así
era. El 13 de diciembre del 2020 fue la vez anterior, la primera, que recorrí
dicha ruta, completando también mis primeros 16K. Como celebrar el cumpleaños
de Danny, programamos un trail entre los amigos de Tarapoto Run Club. Tras
realizar mi comparación con el primer trail al término del segundo, pude ver
que lo hice en doce minutos menos. Un gran avance.
Hasta
llegar al estadio de Chirapa, la llovizna calmó un poco. Pasé de los 300 a 900
m.s.n.m. en una hora y cuarto, y solamente valiéndome de mis piernas. El gras de
la cancha estaba mojado y con barro en el extremo norte. Me saqué unas fotos y
video, para enseguida retornar a la casa de Danny, no sin antes comprarme una
bebida rehidratante en una bodega del pueblo que vi mientras subía.
Cuando
había trotado dos cuadras, me topé con un cansado Jim que subía caminando. Me
preguntó que “cuánto faltaba para el estadio”. Le indiqué y le conté de la
bodega donde me hidraté. Dos cuadras más abajo, me crucé con Lilia. Ella sí
corría, pero muy lento. Y es que la trepada no casi da tregua con tramos
horizontales. Mi admiración para la mujer que asciende
por acá. A ella también le respondí cuando me preguntó lo mismo que Jim. “Les
espero abajo”, les había dicho a ambos.
La
precipitación cesó durante el descenso hasta que el cielo se fue despejando
hasta verse azul nuevamente. Recibí palabras de aliento de algunos pobladores
de Chirapa y Pacchilla, más durante el descenso que en el ascenso, pues porque
a la vuelta la mejora del día hizo que la gente saliera de sus casas y/o chacras.
La disminución de la humedad ayudó a que la tierra se secara más rápido, sin
embargo, aún tendría que tener cuidado de pisar firme.
Y, aquí el video del trail:
0 huellas:
Publicar un comentario
Deja tu huella y sabré que alguien pasó por aquí...
No se publicarán comentarios fuera de la temática del blog, ni mensajes que sólo tengan como interés hacer publicidad, o que contengan agresiones o insultos de cualquier tipo.
Además, no es necesario que escribas el mismo comentario; éste será aceptado o rechazado una vez sea revisado: